Mi Columna Deportiva tiene dominio y hosting propio

¡Amig@s!

Mi Columna Deportiva ya tiene dominio y hosting propio, así que los invito a que visiten http://columnadeportiva.com , un sitio en el que he trabajado durante meses y que cuenta con un nuevo diseño más atractivo, una mejor organización de la información, así como mayor integración con las redes sociales.

Entonces, los que entren a esta versión anterior de mi blog, por favor, clic en http://columnadeportiva.com Gracias por leer mis artículos y por comentar en los que les parezcan más interesantes.

México remonta y ya es pentacampeón de la Copa Oro

Chicharito y Guardado celebran el gol del empate en la final de la Copa Oro 2011 Comenzaron debajo en el marcador 0-2 y en las gradas del Rose Bowl, de Pasadena, había silencio. Estados Unidos supuestamente jugaba en casa; pero, en realidad, en ese enorme estadio, los fanáticos mexicanos superaban, por mucho, a los estadounidenses. Los tantos de Bradley y Donovan auguraban una larga tarde californiana para la selección tricolor; sin embargo…

El equipo del Chepo de la Torre nunca dejó de luchar. Primer fue el Chicharito, que esta vez no marcó, sin embargo, dio una brillante asistencia que supo aprovechar Pablo Barrera, para recortar distancia, en el minuto 28. Ahí comenzó un repunte espectacular y Guardado aprovechó una pelota dividida en el área y el empate a dos era un justo resultado para una excelente final de la Copa Oro 2011.

Después del descanso, México salió con más ímpetu y Barreda se infiltró y pateó la pelota, quizás no de la manera más fuerte, pero el portero Tim Howard una vez más estuvo descolocado y con el 3-2 explotó el Rose Bowl. No obstante, lo mejor estaba por venir. En el minuto 76 Giovani Dos Santos dejó atrás a varios rivales, jugó con ellos y lanzó un espectacular globito que pasó por encima de la cabeza de los defensores norteamericanos. ¿El mejor gol de la Copa Oro? Creo que sí, especialmente por lo que significó.

Así termina una polémica Copa Oro. Ganó el mejor, el que más marcó (22 goles), el que estuvo rodeado de no pocos problemas, sobre todo por el caso de dopaje de cinco de sus jugadores que luego fueron reemplazados. La Copa Oro estaba diseñada para que Estados Unidos y México llegaran la final. Ambas selecciones cumplieron con ese pronóstico y protagonizaron un muy buen juego final.

El fútbol cubano regresó a la Copa Oro, luego de la incomprensible ausencia de 2009. Los 16 goles permitidos en tres desafíos son una marca dolorosa para la selección nacional, justo en el año en que se celebra el centenario del primero partido en la historia del fútbol en Cuba. ¿Cambiarán las cosas a partir de estas aplastantes derrotas? Tal vez Raúl González Triana ya no dirija más; pero muy mal andamos si creemos que con sustituir al técnico y reemplazarlo por ¿un extranjero? ¿otro cubano? se resolverá el atraso en que está sumergido el fútbol cubano.

Vea además: Estadísticas México 4-2 Estados Unidos

Bochornoso final de la Copa Libertadores

Neymar marcó el primer gol del Santos “Esto es Sudamérica”, decían los comentaristas de Fox Sports y lamentablemente tenían razón. En el estadio de Sao Paulo no se vivía una fiesta por el muy merecido triunfo de Santos, en la final de la Copa Santander Libertadores 2011, sino que en lugar de celebraciones, los jugadores de los dos equipos compartían patadas, piñazos. Una imagen muy lamentable. Después del pitazo final ingresaron a la cancha fanáticos brasileños y allí “ardió Troya”. Ni siquiera los policías podían detener la violencia.

Los intercambios de golpes, al peor estilo boxístico, duraron casi 10 minutos. Mientras escribo estas breves líneas, los jugadores de Peñarol siguen sobre el césped, aunque ya los del Santos, al fin, celebran la victoria con sus hinchas. ¿Somos los latinoamericanos tan violentos que no podemos tener un partido tranquilo? Santos fue mucho mejor y el gol uruguayo solo aumentó la tensión de un deselance que se veía venir luego de la anotación de Neymar en el inicio de la segunda mitad. Así termina el torneo de clubes más importante de Latinoamérica. Ganó el favorito, el más completo; pero perdió el fútbol.

Brian Gordon Sinclair y el regreso de Ernest Hemingway a La Habana (+ Fotos)

Brian Gordon Sinclair, el actor que más ha representado en teatro a Ernest Hemingway, estuvo en Cuba; pero además de llevar a escena, en estreno mundial, su obra “Adiós Ernesto”, este prolífico canadiense (actúa, escribe, dirige) tuvo tiempo para participar, junto a “Las estrellas de Gigi”, en un juego de béisbol, efectuado en Finca Vigía, en San Francisco de Paula, hogar durante tanto tiempo del Premio Nobel de Literatura, en 1954. Aquí los dejo con un fotorreportaje, realizado por María del Carmen Ramón y que recoge algunas de las escenas de Sinclair…

Oscar Blas Fernández, uno de los primeros integrantes del equipo fundado por Hemingway

 

Sinclair junto a Oscar Blas Fernández, conocido como Cayuco Jonronero Sinclair hace uno de los lanzamientos del juego de "Las estrellas de Gigi"

 Sinclair, con Oscar Blas y "Las estrellas de Gigi"

 

Vea además:

Presentación única en Cuba de obra dedicada a Ernest Hemingway
Hemingway de vuelta por La Habana

Renacen las Estrellas de Gigi Hemingway

Imagen del juego de béisbol en Finca Vigía El XIII Coloquio Internacional Ernest Hemingway culminó este domingo 19 en la Finca Vigía. Una vez los ómnibus transportaron a los participantes del evento desde el centro de la ciudad hasta el recóndito paraje que Marta Gellhorn comprara definitivamente en 1940; un grupo de niños vestidos con uniformes de peloteros impresionaron a muchos con un hecho al que prácticamente la historia no ha hecho referencia.

Cuando Hemingway se instaló de forma definitiva en Finca Vigía decidió crear un equipo de béisbol infantil. Recordemos que era un gran aficionado a la pelota y así lo demuestran algunas referencias a jugadores halladas en sus obras, además de que no pocas veces se le encontró en estadios de La Habana, como el de la Tropical o el Cerro. Hemingway llamó a su equipo infantil Las estrellas de Gigi, pensando en su hijo Gregory. La historia de la localidad de San Francisco de Paula cuenta que este fue el primer equipo infantil que se creo en ese espacio y que Papa lo capitaneó y financió los costos de los implementos y trajes de peloteros. El diseño incluía una franela azul y una estrella blanca en la gorra. Entre los integrantes estaban algunos muchachos del barrio y sus hijos Gregory y Patrick.

Casi 70 años más tarde, el antiguo terreno de pelota de la Finca Vigía ha sido recuperado y un grupo de alrededor de veinte niños, acompañados de padres y familiares, esperaban la voz de mando de su preparador Jorge Rey para iniciar el juego. A la cuenta de tres, definitivamente comenzó la acción y los muchachos de entre 6 y 9 años de edad encarnaron sus roles.

Escena del juego en Finca Vigía, domingo 19 de junio de 2011 Cuenta el actual director de Las estrellas de Gigi, Jorge Rey, que este proyecto surgió como un regalo por el cumpleaños 80 de Oscar Blas Fernández, uno de los primeros integrantes del equipo fundado por Hemingway, a quien Papa llamó cariñosamente Cayuco Jonronero”. Cayuco, cuando pequeño, había pedido insistentemente a los reyes magos que cumpliesen su sueño de hacerlo pelotero: quería con ansias un traje y una pelota, y fue Hemingway quien le dio esa oportunidad.

Con la idea de Jorge Rey y el colectivo de la Finca Vigía, no solo se continúa una tradición fundada por Hemingway, sino que se ha creado un espacio en el que la comunidad de San Francisco de Paula interactúa con la Finca Vigía y con la obra del novelista. Ese era, a fin de cuentas, el propósito hemingwayano, cuando dijo que su finca sería el hogar de todos los muchachos del barrio.

Mientras los niños jugaban y Cayuco jonronero revivía su infancia al lado del actor norteamericano Brian Gordon Sinclair, los estudiosos de la obra de Hemingway avanzaban hacia la zona donde debían sentar las bases para un próximo encuentro, que contribuirá a enriquecer los estudios sobre aquel hombre que se catalogó ante las cámaras cubanas como un cubano sato. 

Fotos y fragmento del artículo original, publicado por María del Carmen Ramón para CubAhora